Puedes hacer con mi cuerpo lo que quieras.
Jornadas de sol a sol,
pagarme a cuentagotas el trabajo que alimenta a mi familia
Quebrar las piernas que me sostienen.
Puedes hacerme creer en un sueño
y que caiga en tu trampa de un futuro imposible.
Lanzarme a entregar mi vida por algo que no me pertenece
ni me pertenecerá nunca,
diciéndome que crecer lo que sólo enriquece a unos
se llama trabajo en equipo.
Puedes intentar dibujar en mi rostro
una enorme sonrisa,
pintar con una linda fachada el menosprecio que vivo a diario.
Puedes subir a tus redes sociales
la foto de los productos que me compraste regateando
alegando que eres sostén de una familia,
que apoyas con todo mi economía
y que crees en el mundo justo por el que nunca has luchado.
Pero a mi corazón, no lo ciegas.
No me convences de ser lo que necesitas para hacerte más grande
ni de venderle a otros el ideal falso de un pastel bien partido.
No me convences de que la vida sólo se puede disfrutar a ratos
y que estamos bien “dándonos un break” cada tanto.
Puedes decirme que partiéndome el lomo creceré como ningún otro
y que algún día ya no estaremos en el fango que regamos diario
para que tú consumas su fruto.
Que sólo es porque quiero que yo sigo abajo
y que arando tu tierra estoy sembrando mi futuro.
De esa realidad que nos consume,
sólo nos llevamos el fracaso.
La impotencia de ver lo posible sesgado
por ambiciones y juegos de niños en corruptos trajeados.
Pero a mi espíritu no lo convences:
él sabe lo que intentas darnos.
Esa hogaza de pan duro
ya no nos alimenta.
Llegará un día en que por fin nos cansemos;
que veamos las cosas claras y se desdoblen los ojos.
Nos quitaremos el yugo con nuestras propias manos
y veremos de frente lo que nos has quitado.
Llegará un día en que la verdad nos llegue a la conciencia
y que nos apuntale todo lo que nos debemos.
Y cuando sea un hecho, no habrá diablo capaz de pararnos.
Sólo falta tiempo para que caiga la gota:
la verdad derramará el vaso,
Y cuando eso llega, nada ni nadie puede quebrarlo.
Con lo que ves de mí, puedes hacer lo que quieras.
Puedes hacerme pasar desvelo y hambre
e inundarme los ojos con desesperanza,
pero a mi espíritu, no lo matas.
Nos criaron para ser perros
tratando de ganar el trozo de carne más jugoso
Pero ya nos vamos despertando:
No somos perros de pelea ni ganado: somos humanos.
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