Querido ser humano:
Sé que ha decidido irse. Por una parte, comprendo sus motivos –es usted un ser humano- y sé que las decisiones que toma con respecto a mí son por y a causa mía y sólo mía; usted siempre ha tenido claro lo que quiere y yo no… Bueno, la verdad es que lo sé y que en realidad lo que no tengo en claro es qué hacer con ello, qué hacer para conseguirlo, por dónde empezar… Esto NO significa, bajo ninguna circunstancia, que no le ame; sólo significa que no sé cómo manejar mi amor por usted. Espero que algún día lo entienda: uno no puede dar lo que no tiene, pero no se preocupe, que antes de declararme abiertamente una causa perdida, estaré trabajando mucho por cambiarlo. Lo prometo. Se lo prometo a usted.
Me gustaría hacer como que le firmo el pacto sólo a mi persona, pero estaría mintiendo y sabe usted que no me gustan las mentiras. Así que sí: cambiaré por usted, porque le amo y me ha hecho ver a puñetazos que las cosas se deben demostrar con hechos y con actos, así que, de ahora en adelante, así lo haré.
Quisiera omitir el comentario, pero ojalá usted pueda aceptarme de vuelta cuando regrese de entenderme, amarme y aceptarme como soy por primera vez; debe comprender que no es un viaje sencillo. Pero bueno, no le quito más su tiempo y pasaré ya a la despedida, aunque me pese, porque a usted ya se le hace tarde.
Adiós y cuídese mucho. No se olvide nunca de que le amé; yo no olvidaré que a mí un día me amó usted. Pero sobre todo, no olvide nunca que usted es mi hilo rojo y que nada es para siempre, tampoco las despedidas. Por ahora, me contento con decirle un adiós entrecomillado a gusto mío: “¡Adiós!”. Le deseo tenga la vida que usted merece (preciosa y vasta) y le agradezco en el alma este tiempo que compartió conmigo y que me dejó compartir con usted, en este camino de ambos por saber quiénes somos los dos. Ha sido la cosa más bonita y sustanciosa de toda mi vida, ¡nunca habrá otra igual! Para mí, esta historia nuestra es –será- la más bonita de todas. Ya lo verán algún día. En fin... ya no quisiera retenerle; sé que ha esperado mucho tiempo para poder irse y está bien: Váyase. Pero por favor, ¡no se vaya para siempre!
Hasta la calma….
Atte: La persona que, sencillamente, le ama más que a nada en el mundo.