Las olas aún lamen la playa, y él sabe que en cada porción de arena que resbala por sus manos, se resbala también un instante de lo que se ha ido. Él quisiera haber sentido el viento cuando pudo. Él quiso haber amado a esa mujer cuando la tuvo; pero él sabe, también sabe, de sobra… que ya no volverá ninguno de los momentos que se han ido, y que no puede echar a andar atrás el tiempo. Él, a fin de cuentas, ya es sólo un viejo.
¡Vete, viejo, con tu soledad! Está de sobra que lo digan; sé que ya sabes bien tu camino.
La tierra trajo a un joven fiero que no supo amar nunca la vida, aunque siempre alegó hacerlo, y ahora, la misma vida nos ha devuelto de este joven, un viejo.
Vete, joven, con tus caricias llanas y fugaces que tantas veces pretendieron ser llamas. Vete, olvido, vete, recuerdo; que se larguen todas las memorias, porque ya no puedo, ¡ya no puedo seguir surcando mis arrugas, con mis dedos como agujas, frente al espejo!
Vete, viejo, con tu soledad. Tú nunca supiste querer a nadie, ni vibrar con un beso, ni aprendiste a existir por más de cinco minutos, ¡y quisiera llorar, pero el orgullo nunca me dejó hacerlo!
¡Vete, viejo!
Vete, viejo…
¡Cómo quisiera este hombre volver atrás el tiempo, y haber amado, haber reído, haber vivido tanto, en vez de sólo pretenderlo!
Vete, viejo, sal de mi vida y me voy contigo. Vámonos juntos, dejemos en paz este despojo de ser, que es mi cuerpo. ¡Vete! Deja que las olas borren tu huella; no dejes rastro, ¡más te vale! …porque la muerte es ridícula, y más lo es el hombre.
Vete viejo; muda de pieles. Quita tu carcasa y deja sólo el recuerdo del niño. Anda y borra tus canas, seca tu llanto, corre al vacío; ahora es cuándo cortar el cordón.
Vete, viejo…
Sentencia: el Adiós.