No te atrevas a negarlo; tú eres un romántico. Tú te balanceas sobre los pies en cada paso y caminas con la mirada en alto en busca de cualquier señal perdida. Y te gusta pasearte y perderte, ¡no lo niegues! Eres de esos tipos a los que les gusta soñar despiertos y decir cada idea con una frase de canción, de esos que tamborilean los dedos al compás de algo que sólo ellos escuchan y que se sientan, impacientes, en un café a las cuatro de la tarde, mientras esperan a que un milagro, un “hola”, una ruptura de rutina les caiga del cielo.
Es cierto, te he visto: ¡eres un romántico! Y he visto la forma en la que miras a esa chica. No te preocupes: ¡háblale! He visto que también te mira. Ella también es una loca empedernida que gusta de fumar y beberse el licor de sus propios sueños. ¡Ve, anda! ¡Ve y habla con ella! He visto sus pies imaginarios caminando hacia los tuyos, ¡los he visto! Soñador, romántico escueto, se te nota en los ojos; toma un respiro, camina hacia ella y hazlo. Ya se han mirado el uno al otro, no pierdas más el tiempo. Aunque exista en tu memoria el recuerdo vívido de largas noches con ella, que no te coma el miedo del pasado, ¡ve y hazlo!