Otra vez no voy a dormir. Y eso que es apenas el segundo día…
¿Cómo será cuando pasen veinte? ¿…cuando pasen siete meses, nueve años, o todas las vidas? ¿Podré seguir durmiendo el poco suficiente para pensarlo? Me pregunto… cómo será…
La inquietud se embelesa al verme escribir así, con mis manos frenéticas y estas líneas incesantes tuyas. ¿Cómo será cuando pase más tiempo? Mis ojos se clavan en el espejo en que te miro, aunque sólo observe estos ojos míos… ¿te veré? ¿O lo veré a él? ¿O me veré a mí?
Las horas pasan como un guiso de sol, separándome un poquito de acá y atrayéndome más a ti, tantito… con la sal hiriente que viertes en mis heridas sin quererlo, cuando apenas me tocas. Y huyes, huirás entonces…
Con miedo, me quito la gabardina y me separo de ti, porque debo plasmarte, porque no quiero que te escapes de mi pluma; pero dime, amigo, ¿qué tanto negro puedo pedirte? ¿Conoces el olor de mi tinta, de mi tiempo? ¿Conoces el temor que te tengo, lo comprendes? Viértete aquí mejor, dulzura… viértete aquí en mi locura, así. Ya lo tienes. Sigue así: divirtiéndote en mis manos, escritor… Cántale un poco a nuestra luna, deja a tus letras resbalar por mi cintura. Así… ah, así…
¿Cómo será cuando amanezca pronto y tengamos que dejarnos ir?
¿Cómo será, tinta mía, cuando se nos acabe la aurora?
Y si no paramos, si nos pasamos, ¿cómo será si seguimos así ?
¿Cómo será si me vuelvo tuya?
¿Cómo será…?